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Las fracturas de estrés son difíciles de diagnosticar y hay que diferenciarlas de otras patologías con síntomas parecidos que pueden sufrir los corredores. Un dolor localizado sobre una superficie ósea que esté relacionado con un incremento de la actividad física es una señal de esta lesión. Así lo explica el fisioterapeuta deportivo Jorge Suárez, quien nos da más detalles sobre esta dolencia.
Hay corredores que sufren fracturas de estrés, pero… ¿en qué consisten? “Las fracturas de estrés se producen en huesos de consistencia normal y son provocadas por una sobrecarga mecánica, es decir, por esfuerzos excesivos realizados de manera repetitiva”. Así lo explica el fisioterapeuta deportivo Jorge Suárez, quien añade que las causas más comunes por las que los corredores sufren este tipo de patología son “el aumento repentino de la carga de esfuerzo, el uso de un calzado inadecuado, la fatiga o un mal calentamiento previo al entrenamiento o a la competición”.
Zonas de más riesgo
La columna vertebral, la pelvis y el tronco inferior (fémur, tibia, peroné, huesos del tarso y metatarso) son las zonas que pueden verse afectadas por una fractura de este tipo. Pero las más comunes entre los corredores son “las fracturas de diáfisis tibial, astrágalo, escafoides y los metatarsianos, sobretodo el quinto”, explica Suárez.
¿Qué hacer si padecemos los síntomas?
“Si continuamos con la actividad, el dolor se volverá continuo y más intenso”, asegura Jorge Suárez que recomienda al corredor que deje de entrenar y consulte a un especialista si empieza a notar síntomas de esta patología. En cuanto al tratamiento, el fisioterapeuta explica que éste consiste en la inmovilización de la zona.
Prevenir las fracturas de estrés
Para evitar sufrir una fractura de esta tipología pueden ser útiles los siguientes consejos. En primer lugar, si el corredor es principiante es necesario que empiece poco a poco “aumentando la carga de trabajo progresivamente”, aconseja el especialista. Por otra parte, es importante utilizar un calzado técnico de running, calentar correctamente antes de un entrenamiento o competición, respetar los descansos, dormir bien, hidratarse y tener una buena alimentación. Asimismo, Suárez recomienda “introducir en el entrenamiento otros tipos de trabajo específico como el de fuerza en el gimnasio, trabajo de flexibilidad y elasticidad…”. Y, por último, “visitar al fisioterapeuta cada cierto tiempo” y no hacerlo solo tras una lesión sino como método preventivo para evitar así lesiones graves.
fuente: www.cmdsport.com